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La caza responsable y sustentable no es un demonio - Por ACETRA

  • Foto del escritor: Grupo Avui
    Grupo Avui
  • hace 1 día
  • 2 Min. de lectura

Mientras muchos animalistas radicalizados intentan imponer a la sociedad una demonización compulsiva de la actividad cinegética, aduciendo una inexistente criminalidad, científicos como biólogos y ecólogos la aprovechan como una herramienta importante para garantizar la sustentabilidad de la biodiversidad y para prevenir enfermedades, ya que les permite no solo un monitoreo efectivo de las especies, sino con la toma de muestras de lo extraído. Así es en el mundo, y así quiere ser acá, pero...


Entendida la fauna como un recurso renovable, y aceptando el impacto de las actividades humanas en la naturaleza, resulta fundamental, sino vital, una gestión política activa y responsable del recurso biodiversidad compatibilizando y armonizando las distintas actividades en pos de las sustentabilidad del ecosistema.


La práctica cinegética, aparte de ser una actividad económica legítima y legal que, de ningún modo, representa una "matanza", cumple un rol científico irremplazable y otro social casi único.


Gracias a la actividad, prestigiosas entidades científicas pueden realizar un monitoreo concreto, efectivo, y constante, año a año, de las distintas poblaciones, y tomar medidas y políticas según estos datos ciertos. Se puede apreciar el impacto de las sequías, el de los químicos en los sembrados, hasta el de los depredadores, entre los cuales el hombre es el de menor incidencia.


Del mismo modo, esta práctica le permite a entidades como SENASA e INTA monitorear, también, la carga viral (gripe, h1n1, etc.) que llega cada temporada en cada una de las especies, tarea que realiza tomando muestras de las piezas extraídas para ver que virus traen del norte cada año.


Por último, más allá de su transversalidad, propia de cualquier prestación turística, en lo social, la actividad es una valiosa fuente de empleo e ingresos en zonas donde no abundan.


En síntesis, es cierto, como se quejan algunos, que la practican solo quienes pueden pagar, pero tanto como los que tienen lanchas en el río, y no por eso se lo prohíbe. También es verdad que es una actividad económica rentable para los prestadores, lo que los transforma en importantes contribuyentes, tanto como  cualquier otra actividad comercial  o industrial, sin que eso sea pecado. Y así como también es cierto que mueren animales, pero muchísimo menos que una sequía promedio, o que cualquier frigorífico de aves o vacunos, a quienes nada les dicen, y en silencio los sirven en sus mesas.


Ahora bien, la actividad cinegética, bien regulada y controlada, no solo no impacta en la naturaleza, sino que sirve para mantener el equilibrio de los recursos naturales y los sistemas sociales y económicos a largo plazo.


En otras palabras, en un contexto de cambio climático, crisis sanitarias globales, invasiones exóticas, y superpoblación humana, entre otros factores, el mundo a cambiado radicalmente, y, en este nuevo escenario, la caza responsable y sustentable no solo es legítima, sino que ayuda a una mejor convivencia con la naturaleza.

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